La incapacidad de la mayoría de los culturistas para poder reconocer los síntomas del sobre-entrenamiento es la raíz de sus problemas referidos al «machaqueo». Pero ser capaces de reconocer los síntomas sólo es el principio. Hay que saber responderles de inmediato si queremos escapar de la frustración y la miseria que acompañan al sobreentrenamiento crónico. Se trata de un asunto terriblemente serio.
El sobreentrenamiento no se toma demasiado en serio por la mayor parte de los culturistas, ya que éstos se hallan tan afanados en los, aparentemente, excitantes altibajos del mundo del entrenamiento y los chismes y aventuras de los demás. Pero no esperéis a sentiros aplastados bajo la maldición del sobreentrenamiento para poder apreciar el impacto devastador que ejerce y cómo puede costamos años de nuestra vida de «machaqueo».
El sobreentrenamiento se produce cuando el cuerpo soporta más estrés del que puede. Simplemente puede referirse a que entrenamos demasiado en comparación con la frecuencia habitual. O que lo hacemos con excesiva frecuencia. ¡Pero todo ello es algo más complejo de lo que acabamos de decir!
Por lo general, el sobreentrenamiento no se produce de la noche a la mañana, a menos que haya mos incrementado enorme mente la carga de entrenamiento y/o efectuado algunas reducciones drásticas en la calidad del descanso, sueño y nutrición y/o tenido problemas en nuestra vida personal.
El sobreentrenamiento suele ser resultado de un proceso acumulativo de meses y semanas de demandas impuestas sobre el cuerpo, e ignorando las señales de aviso que le preceden. Cuando estamos aproximándonos a él, todavía podemos seguir adelante pero las cosas empiezan a descomponerse a medida que alcazamos el punto de agotamiento de nuestra capacidad de recuperación. Entonces, a menos que vayamos dando marcha atrás, el cuerpo se viene abajo.
Crecer y fortalecerse es la respuesta del cuerpo hacia el estrés que le imponemos al levantar pesos cada vez más grandes en estilo estricto. El estrés que imponemos es esencial.
En sí mismo no es malo, pero sí lo es su exceso en relación a lo que podemos soportar. Un cuerpo estresado en exceso va perdiendo todo. Es la forma de la naturaleza para obligarnos a reciclar nuestro entrenamiento. Tanto nos guste o no, terminaremos alternando nuestra intensidad de entrenamiento hasta cierto punto, sea intencionadamente o porque nos veamos obligados.
El sobreentrenamiento no se toma demasiado en serio por la mayor parte de los culturistas, ya que éstos se hallan tan afanados en los, aparentemente, excitantes altibajos del mundo del entrenamiento y los chismes y aventuras de los demás. Pero no esperéis a sentiros aplastados bajo la maldición del sobreentrenamiento para poder apreciar el impacto devastador que ejerce y cómo puede costamos años de nuestra vida de «machaqueo».
El sobreentrenamiento se produce cuando el cuerpo soporta más estrés del que puede. Simplemente puede referirse a que entrenamos demasiado en comparación con la frecuencia habitual. O que lo hacemos con excesiva frecuencia. ¡Pero todo ello es algo más complejo de lo que acabamos de decir!
Por lo general, el sobreentrenamiento no se produce de la noche a la mañana, a menos que haya mos incrementado enorme mente la carga de entrenamiento y/o efectuado algunas reducciones drásticas en la calidad del descanso, sueño y nutrición y/o tenido problemas en nuestra vida personal.
El sobreentrenamiento suele ser resultado de un proceso acumulativo de meses y semanas de demandas impuestas sobre el cuerpo, e ignorando las señales de aviso que le preceden. Cuando estamos aproximándonos a él, todavía podemos seguir adelante pero las cosas empiezan a descomponerse a medida que alcazamos el punto de agotamiento de nuestra capacidad de recuperación. Entonces, a menos que vayamos dando marcha atrás, el cuerpo se viene abajo.
Crecer y fortalecerse es la respuesta del cuerpo hacia el estrés que le imponemos al levantar pesos cada vez más grandes en estilo estricto. El estrés que imponemos es esencial.
En sí mismo no es malo, pero sí lo es su exceso en relación a lo que podemos soportar. Un cuerpo estresado en exceso va perdiendo todo. Es la forma de la naturaleza para obligarnos a reciclar nuestro entrenamiento. Tanto nos guste o no, terminaremos alternando nuestra intensidad de entrenamiento hasta cierto punto, sea intencionadamente o porque nos veamos obligados.