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jueves, 3 de febrero de 2011

El Sag - Fase de Alarma


Lo creáis o no, todos vuestros progresos en tamaño muscular, por pequeños que sean, son el resultado del intento del cuerpo de defenderse de vuestros ataques. Esta guerra con los músculos se llama SAG y vais a descubrir cómo ganar a vuestro oponente y crecer.

Síndrome de adaptación general, o SAG, es el nombre que le ha dado el médico Hans Selye a su investigación. SAG es el proceso de adaptación a un agente estresante a través de sistemas biológicos. Este ajuste es un mecanismo de defensa.

Entre los estresantes puede estar la recuperación de una lesión, la exposición al sol, el entrenamiento con pesos y trabajar durante muchas horas. En este artículo me voy a centrar en el crecimiento muscular en respuesta al ejercicio con pesos. Esta revista es MuscleMag, así que todos estamos interesados en el músculo.

Trataremos de la base teórica del SAG y de su aplicación. Si estudiáis esta información a fondo dispondréis de una potente arma para diseñar el programa de entrenamiento y para aclarar problemas. En realidad, esto no es habitual en la industria del culturismo. Sin embargo, en las páginas siguientes recibiréis una verdad que os dará resultados si os esforzáis por entender la información.

La fase de alarma, o de reacción de alarma, en la primera de las tres de que consta el SAG. En esta fase se producen una serie de situaciones que estimulan el crecimiento. Un factor estresante provoca una señal que se envía al cerebro indicando que se ha producido una interrupción de la homeostasis en el sistema biológico, como es el estado interno.

Esta señal es una llamada de ayuda directamente proporcional al grado de molestia. Durante el entrenamiento con pesos la señal se envía por la intensidad que recibe la musculatura que se está trabajando, siempre que sea lo suficientemente fuerte como para molestar al sistema fisiológico. Los músculos dañados harán saber al cerebro que se necesita reparar la zona antes de que puedan volver a soportar la misma tensión. Los músculos no podrán afrontar otra agresión hasta que se hayan curado por completo.

La clave de la fase de alarma es la eficacia. Provocáis una molestia tan grande como sea posible con poca energía y pocos daños colaterales, pero con la intensidad necesaria para estimular el mecanismo de crecimiento. Un ejemplo lo encontramos en los avances de las técnicas quirúrgicas actuales; son increíbles pues puedes someterte a una operación artroscópica de rodilla y estar de pie enseguida. El proceso causa pocos daños, mientras que hace poco todas las operaciones se hacían con bisturí y luego tenía que curarse la lesión y el tejido dañado con la cirugía.

Hablando de eficacia, ningún procedimiento quirúrgico de rodilla puede compararse al artroscópico. La fase de alarma, que se produce en el entrenamiento con pesos tiene que ser igual de precisa.

El entrenamiento con pesos con el objetivo de ganar masa muscular es como una guerra. Los pesos, series y repeticiones libran una batalla contra la fisiología corporal.

En la guerra, cuando un país se defiende y mantiene al porque gastan energía y la herramienta fisiológica y neurológica no las necesita para avivar el crecimiento. Por eso, con esas dos series más débiles se alargará la recuperación. Si tuvierais que elegir entre someteros al bisturí o no, la respuesta sería obvia.

martes, 1 de febrero de 2011

El culturismo - un deporte extremo


Desde que ando inmerso en esta especie de mundo nuestro tan particular debo confesar que siempre he visto los mismos rostros, y si en algún ámbito he sido capaz de reconocer algo de savia nueva ha sido siempre tras bastidores, entre el olor de tinte y sudor, entre la esperanza y el desasosiego, entre la tristeza del fracaso y la inmensa alegría de la victoria.

Nada me hace pensar que en esa angosta y exclusivista primera fila del patio de butacas se producirá el relevo, generacional o no, pero necesario al fin y al cabo. Soy consciente de que existen, como todo en esta vida, excepciones que a pesar de su excelencia no vienen a confirmar sino lo que ya es más que una añeja norma, y sólo cuando esas "excepciones" se encuentran frente al timón dirigiendo el rumbo es cuando en realidad recobramos algo de la sensatez que nunca deberíamos haber perdido.

De un reducido grupo de entusiastas y fervorosos amantes del culturismo que compartían mesa, gimnasio y sueños, hemos pasado a un mapa de divergencias que sitúa a esos mismos personajes en sitiales distintos desde los que alientan personalismos absurdos y promueven la disensión.

Es evidente que todo el mundo tiene derecho a tomar partido, y es lícito que cada uno defienda lo que cree suyo, aunque tal vez resida aquí el gran error en el que modestamente creo que estamos sumidos. Aquí no debieran haber dueños y señores de una idea, propietarios de un proyecto, herederos de nada, debería haber gente dispuesta a trabajar codo con codo al lado de todo aquel que crea que puede aportar algo positivo a una empresa común a la cual todos en mayor o menor grado pertenecemos, una empresa con unas únicas siglas, las de la palabra culturismo.

De todos modos, ¿a quién quiero engañar?... si en los distintos barcos en los que andamos, hasta la tripulación anda a la greña. Si hubiera vocación de diálogo, este existiría, y si hubiera voluntad de consensuar acuerdos, éstos se producirían.

Sin embargo, lejos de ir cimentando las piedras de la unificación, lo único que el paso del tiempo nos va dejando son las huellas de una disgregación cada día más sangrante y debilitadora.

Me gustará ver. llegado el día de rendir cuentas ante los distintos organismos como un colectivo con serias aspiraciones al reconocimiento, quién es el avispado que logra que esta sopa de letras en la que anda metido el culturismo nacional llegue a convertirse en una sólida opción de futuro para afrontar el reto de la propia subsistencia.

martes, 25 de enero de 2011

El Culturismo - un deporte cuestionado


Parece que cada cual se haya erigido como defensor de la verdad absoluta, su única verdad, y pretenda defenderla contra viento y marea haciendo ver a todo el mundo que en ello le va la vida, cuando a muchos lo único que les importa es salvaguardar esos cinco minutos de gloria efímera en la que se relamen cada vez que la ocasión se lo permite.

Cierto es que sigue habiendo personas que trabajan de forma desinteresada por el bien del culturismo y el fitness en este país, aunque en honor a la verdad debo decir que en un porcentaje muy inferior a todas aquellas que de un modo u otro mantienen algún tipo de interés en esta empresa.

Afortunadamente, en algunos casos, los primeros son aquellos que gobiernan la nave —su nave—. y en ella se embarcan casi siempre las ilusiones de un muy amplio colectivo que ve refrendadas sus esperanzas deportivas en la gestión de sus directivos.

Por desgracia seguimos viviendo en el país de los titulares, donde al parecer lleva más razón quien más etiquetas es capaz de exhibir frente a la prole desinformada. Todo son presidentes, vicepresidentes ejecutivos u honorarios, jefes de aquí o de allá, oficiales sin mando, responsables de eso o de aquello... Si hay que estar en la línea de fuego no hay problema, pero para ello es imprescindible el uniforme de gala.

La chaqueta y la corbata se tornan indispensables, y como infundados de una autoridad moral irreprochable esgrimen sus siglas como si de ellas se destilara la verdadera razón de sus argumentos. Uno de ellos, y el que suelen abanderar como inexcusable motivo de que ocupen el sitio que ocupan, es el de que nadie más está dispuesto a hacer su trabajo, y lamentablemente tienen razón. A pesar de todo, cuesta encontrar gente dispuesta a sacrificar parte de su tiempo para servir a un colectivo al cual algunos de ellos han pertenecido durante tiempo y del cual muchos no se enorgullecen.

Y por si esto fuera poco, jugamos a un juego en el que lejos de unificar esfuerzos en pro del bien común, la mayoría se dedican a cristalizar orgullos personales y viejas rencillas que lo único que consiguen es enquistar una situación que ya está suficientemente comprometida. ¿Pero no deberíamos estar todos en el mismo barco en lugar de fletar distintas naves que compartiendo o no destino, terminen navegando en solitario debilitando así el esfuerzo común?