Consigue una vida más sana!
Salud, fuerza, estar en forma —o simplemente, bienestar— suponen el equilibrio de la vida. Cuando las poseemos, disponemos de todo lo básico para la supervivencia. Cada día que llego a la oficina agradezco a mis estrellas haber practicado lo que he predicado, un estilo de vida culturista que ha sido mi línea de defensa contra las presiones del mundo. El entrenamiento — una palabra mágica— me ha ayudado a olvidarme de los problemas. Las tensiones y el estrés de los negocios y otros asuntos no han podido luchar contra la fortaleza exterior e interior que he logrado a través de mis entrenamientos diarios.
A veces me pregunto cuál habría sido mi camino de la vida de no haber seguido el actual. Me podría haber convertido en un profesor universitario. Me gusta la vida contemplativa, pasear por los bosques, escuchar a los pájaros, el sonido de las olas del océano, las sinfonías de Brahms, meditando en las palabras de Nietzsche.
Tuve que tomar enseguida una decisión, dejarme arrastrar por los caprichos o iniciar el gran viaje del descubrimiento del culturismo. ¿Sería mi vida actual mejor que cualquier otra? No puedo responder con convicción.
Es necesario disponer de un propósito en la vida. Los estudios han demostrado que las personas que tienen objetivos y estructuras en sus vidas viven más que las otras. Pero la longevidad no significa mucho sin estar acompañada de una calidad de vida. Mi objetivo dentro del negocio del desarrollo muscular ha sido la creación de un estilo de vida que promueva la salud y la fuerza mediante el ejercicio y la nutrición adecuada.
Esas cualidades proporcionarán la movilidad y capacidad para establecer una puesta en forma «social» —un sistema de ayuda de amigos y asociados—. Cuando disponemos de gran salud atraemos a los demás. Es muy frecuente que las personas con las que entrenamos se conviertan en nuestros mejores amigos.
A través de los cambios de estilo de vida que promueven salud física y mental, podemos vivir más y mejor. Seguramente el estilo de vida culturista ha contribuido progresivamente al crecimiento acentuado de las expectativas de vida en América. Los problemas físicos y mentales de los americanos viejos —antes se echaba la culpa a la edad— sabemos ahora que se deben en su mayoría al resultado de enfermedades producidas por la falta de uso. Los beneficios del ejercicio reducen las posibilidades de morir de enfermedad.
Los centenarios son el grupo de edad que crece más rápido. Si podemos controlar los factores ambientales que ejercen impacto en nuestras vidas, podemos esperar vivir hasta los 120 años. La competición del Master Olympia del pasado septiembre fue un comentario sorprendente sobre esa posibilidad. Las edades de los competidores oscilaban entre los 40 y los 60 pasados y todos ellos habían sido cul-turistas de élite. La prueba, la primera de su clase, recibió una amplia y favorable atención. Todavía estoy asombrado por lo que vi. Esos fabulosos culturistas maduros presentaban un aspecto tan bueno o mejor que el que tuvieron 20 o , 30 años atrás.
Sólo el tiempo lo dirá, pero creo que estamos llegando a algo muy importante. Una vida dedicada a la puesta en forma y la perfección física puede ser el camino más seguro de alcanzar esos 120 años que antes se pensaba como imposibles.
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