Lo creáis o no, todos vuestros progresos en tamaño muscular, por pequeños que sean, son el resultado del intento del cuerpo de defenderse de vuestros ataques. Esta guerra con los músculos se llama SAG y vais a descubrir cómo ganar a vuestro oponente y crecer.
Síndrome de adaptación general, o SAG, es el nombre que le ha dado el médico Hans Selye a su investigación. SAG es el proceso de adaptación a un agente estresante a través de sistemas biológicos. Este ajuste es un mecanismo de defensa.
Entre los estresantes puede estar la recuperación de una lesión, la exposición al sol, el entrenamiento con pesos y trabajar durante muchas horas. En este artículo me voy a centrar en el crecimiento muscular en respuesta al ejercicio con pesos. Esta revista es MuscleMag, así que todos estamos interesados en el músculo.
Trataremos de la base teórica del SAG y de su aplicación. Si estudiáis esta información a fondo dispondréis de una potente arma para diseñar el programa de entrenamiento y para aclarar problemas. En realidad, esto no es habitual en la industria del culturismo. Sin embargo, en las páginas siguientes recibiréis una verdad que os dará resultados si os esforzáis por entender la información.
La fase de alarma, o de reacción de alarma, en la primera de las tres de que consta el SAG. En esta fase se producen una serie de situaciones que estimulan el crecimiento. Un factor estresante provoca una señal que se envía al cerebro indicando que se ha producido una interrupción de la homeostasis en el sistema biológico, como es el estado interno.
Esta señal es una llamada de ayuda directamente proporcional al grado de molestia. Durante el entrenamiento con pesos la señal se envía por la intensidad que recibe la musculatura que se está trabajando, siempre que sea lo suficientemente fuerte como para molestar al sistema fisiológico. Los músculos dañados harán saber al cerebro que se necesita reparar la zona antes de que puedan volver a soportar la misma tensión. Los músculos no podrán afrontar otra agresión hasta que se hayan curado por completo.
La clave de la fase de alarma es la eficacia. Provocáis una molestia tan grande como sea posible con poca energía y pocos daños colaterales, pero con la intensidad necesaria para estimular el mecanismo de crecimiento. Un ejemplo lo encontramos en los avances de las técnicas quirúrgicas actuales; son increíbles pues puedes someterte a una operación artroscópica de rodilla y estar de pie enseguida. El proceso causa pocos daños, mientras que hace poco todas las operaciones se hacían con bisturí y luego tenía que curarse la lesión y el tejido dañado con la cirugía.
Hablando de eficacia, ningún procedimiento quirúrgico de rodilla puede compararse al artroscópico. La fase de alarma, que se produce en el entrenamiento con pesos tiene que ser igual de precisa.
El entrenamiento con pesos con el objetivo de ganar masa muscular es como una guerra. Los pesos, series y repeticiones libran una batalla contra la fisiología corporal.
En la guerra, cuando un país se defiende y mantiene al porque gastan energía y la herramienta fisiológica y neurológica no las necesita para avivar el crecimiento. Por eso, con esas dos series más débiles se alargará la recuperación. Si tuvierais que elegir entre someteros al bisturí o no, la respuesta sería obvia.
Síndrome de adaptación general, o SAG, es el nombre que le ha dado el médico Hans Selye a su investigación. SAG es el proceso de adaptación a un agente estresante a través de sistemas biológicos. Este ajuste es un mecanismo de defensa.
Entre los estresantes puede estar la recuperación de una lesión, la exposición al sol, el entrenamiento con pesos y trabajar durante muchas horas. En este artículo me voy a centrar en el crecimiento muscular en respuesta al ejercicio con pesos. Esta revista es MuscleMag, así que todos estamos interesados en el músculo.
Trataremos de la base teórica del SAG y de su aplicación. Si estudiáis esta información a fondo dispondréis de una potente arma para diseñar el programa de entrenamiento y para aclarar problemas. En realidad, esto no es habitual en la industria del culturismo. Sin embargo, en las páginas siguientes recibiréis una verdad que os dará resultados si os esforzáis por entender la información.
La fase de alarma, o de reacción de alarma, en la primera de las tres de que consta el SAG. En esta fase se producen una serie de situaciones que estimulan el crecimiento. Un factor estresante provoca una señal que se envía al cerebro indicando que se ha producido una interrupción de la homeostasis en el sistema biológico, como es el estado interno.
Esta señal es una llamada de ayuda directamente proporcional al grado de molestia. Durante el entrenamiento con pesos la señal se envía por la intensidad que recibe la musculatura que se está trabajando, siempre que sea lo suficientemente fuerte como para molestar al sistema fisiológico. Los músculos dañados harán saber al cerebro que se necesita reparar la zona antes de que puedan volver a soportar la misma tensión. Los músculos no podrán afrontar otra agresión hasta que se hayan curado por completo.
La clave de la fase de alarma es la eficacia. Provocáis una molestia tan grande como sea posible con poca energía y pocos daños colaterales, pero con la intensidad necesaria para estimular el mecanismo de crecimiento. Un ejemplo lo encontramos en los avances de las técnicas quirúrgicas actuales; son increíbles pues puedes someterte a una operación artroscópica de rodilla y estar de pie enseguida. El proceso causa pocos daños, mientras que hace poco todas las operaciones se hacían con bisturí y luego tenía que curarse la lesión y el tejido dañado con la cirugía.
Hablando de eficacia, ningún procedimiento quirúrgico de rodilla puede compararse al artroscópico. La fase de alarma, que se produce en el entrenamiento con pesos tiene que ser igual de precisa.
El entrenamiento con pesos con el objetivo de ganar masa muscular es como una guerra. Los pesos, series y repeticiones libran una batalla contra la fisiología corporal.
En la guerra, cuando un país se defiende y mantiene al porque gastan energía y la herramienta fisiológica y neurológica no las necesita para avivar el crecimiento. Por eso, con esas dos series más débiles se alargará la recuperación. Si tuvierais que elegir entre someteros al bisturí o no, la respuesta sería obvia.