¿Cuántos jóvenes quieren practicarla en Estados Unidos? Para nada se necesita una prueba de aptitud. Sólo se precisan ganas, persistencia.
Repasando la historia de importantes campeones pueden encontrarse grandes ejemplos de superación. William A. Pullum, "El brujo de la halterofilia", superó unas condiciones durísimas, tuberculosis incluida, para llegar a ser uno de los hombres más fuertes de antes de la Segunda Guerra Mundial en las categorías de peso ligero.
Steve Davis, vencedor del Mister Universo en la década de los 70 era un auténtico obeso antes de dedicarse al culturismo: no puede decirse que tuviera una genética agraciada, pero sí tuvo la fuerza de voluntad necesaria para transformar por completo su físico.
¿Y qué decir de Sergio Oliva? Acepto que tenía unas condiciones excepcionales para el culturismo. pero las dificultades que tuvo que superar al salir de Cuba hubieran arredrado al más pintado: pasaba horas interminables en una fábrica soportando altísimas temperaturas para, después, ir al gimnasio. Fue su tenacidad, no su genética, lo que llevó a convertirse en "El Mito" y hasta la cima del "Mister Olympia".
No me gustan las excusas. Creo que nos pasamos la vida poniendo excusas de porqué no hice esto o aquello. Es tan habitual, que se hace inconscientemente. Muchos se molestan cuando se les insiste en ello, pero no se dan cuenta que con las excusas sólo tratan de justificar sus limitaciones volitivas para llevar adelante cualquier proyecto. Independientemente de que la genética o/y las condiciones sean las óptimas, cuando se inicia algo que realmente apetece hacer hay que explotar al máximo las posibilidades disponibles. Metidos en asuntos de competición, eso puede significar ser el primero, el quinto o el último, pero eso es harina de otro costal. A quien ha dado todo lo que tiene no se le puede reprochar nada.
Repasando la historia de importantes campeones pueden encontrarse grandes ejemplos de superación. William A. Pullum, "El brujo de la halterofilia", superó unas condiciones durísimas, tuberculosis incluida, para llegar a ser uno de los hombres más fuertes de antes de la Segunda Guerra Mundial en las categorías de peso ligero.
Steve Davis, vencedor del Mister Universo en la década de los 70 era un auténtico obeso antes de dedicarse al culturismo: no puede decirse que tuviera una genética agraciada, pero sí tuvo la fuerza de voluntad necesaria para transformar por completo su físico.
¿Y qué decir de Sergio Oliva? Acepto que tenía unas condiciones excepcionales para el culturismo. pero las dificultades que tuvo que superar al salir de Cuba hubieran arredrado al más pintado: pasaba horas interminables en una fábrica soportando altísimas temperaturas para, después, ir al gimnasio. Fue su tenacidad, no su genética, lo que llevó a convertirse en "El Mito" y hasta la cima del "Mister Olympia".
No me gustan las excusas. Creo que nos pasamos la vida poniendo excusas de porqué no hice esto o aquello. Es tan habitual, que se hace inconscientemente. Muchos se molestan cuando se les insiste en ello, pero no se dan cuenta que con las excusas sólo tratan de justificar sus limitaciones volitivas para llevar adelante cualquier proyecto. Independientemente de que la genética o/y las condiciones sean las óptimas, cuando se inicia algo que realmente apetece hacer hay que explotar al máximo las posibilidades disponibles. Metidos en asuntos de competición, eso puede significar ser el primero, el quinto o el último, pero eso es harina de otro costal. A quien ha dado todo lo que tiene no se le puede reprochar nada.
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